Entrevista: 50 años de la Galería Bucci. Tradición, vanguardia y memoria viva del arte chileno

En conversación con Ennio Bucci, el director de la Galería Bucci reflexiona sobre medio siglo de trayectoria, los desafíos de mantener una galería independiente y la evolución del arte en Chile.

— Alcanzar 50 años con la Galería Bucci es un hito excepcional. ¿Qué significa para usted esta conmemoración?
Es muy significativo. Al mirar hacia atrás y ver cómo han pasado los años, alcanzar medio siglo de existencia es motivo de orgullo. La Galería Bucci nació como un espacio físico en Huérfanos 526 y, desde hace más de dos décadas, ha continuado su labor en formato virtual. Nos alegra saber que hemos cumplido una función cultural relevante: difundir el arte, acercarlo a las personas y apoyar tanto a artistas consagrados como a jóvenes creadores.
Durante los años ochenta, bajo la dirección de Enrico Bucci, la galería se transformó en un verdadero laboratorio de ideas. Se firmaron convenios con escuelas de arte para ofrecer espacios de exhibición a artistas emergentes, y esa apertura nos consolidó como una galería de vanguardia. Hoy seguimos orgullosos de mantener ese espíritu, combinando tradición y modernidad en nuestra propuesta.

— ¿Cuál cree que ha sido el mayor aporte de la galería al ecosistema artístico chileno?
Nuestro mayor aporte ha sido la apertura. Desde sus inicios, la Galería Bucci fue un espacio libre, dispuesto a acoger lo moderno, lo inédito, el arte experimental y el arte como investigación. Nos convertimos en una galería que permitió exponer ideas, que invitó a mirar el mundo desde nuevas perspectivas.
Además, cuando Enrico Bucci llevó sus instalaciones de cuadros de flores al norte de Chile, el arte salió de los muros para integrarse al paisaje. Ese gesto —situar el arte en el entorno natural— refleja nuestra visión: el arte no solo como objeto, sino como experiencia viva y diálogo con el ecosistema.

— ¿Cómo ha evolucionado su mirada curatorial a lo largo del tiempo?
Mi mirada curatorial ha evolucionado profundamente. Comencé desde una perspectiva tradicional y académica, pero con el tiempo, el contacto con los artistas —esas largas conversaciones sobre sus procesos y contenidos— me llevó a abrirme hacia el arte contemporáneo.
El arte contemporáneo refleja los cambios sociales y culturales; es un espejo de nuestro tiempo. Hoy busco propuestas que sean nuevas, reflexivas y que dialoguen con la realidad. La curaduría, en ese sentido, es una práctica viva, que se nutre de la observación, la compatibilidad de miradas y la comprensión de la obra como lenguaje social.

— Mantener una galería independiente durante cincuenta años en Chile no debe haber sido fácil. ¿Qué desafíos ha implicado?
Ser una galería independiente significa mantener la libertad. La Galería Bucci nunca se ha matriculado con una tendencia específica: ha estado abierta a lo innovador, a lo creador, al arte joven. En los años ochenta apoyamos intensamente la música, la performance, las acciones de arte, todo lo que implicara un gesto creativo auténtico.
Esa autonomía ha sido nuestro mayor desafío y también nuestra mayor fortaleza. Nos ha permitido construir una propuesta propia, coherente y con una visión de futuro.

— ¿Cómo percibe el lugar del arte en la sociedad chilena contemporánea?
Lo veo con esperanza. Hay mucha búsqueda, nuevas propuestas, colectivos jóvenes que están apareciendo con fuerza. Me impresiona su creatividad y compromiso.
Tengo una mirada positiva: el arte en Chile sigue vivo, sigue diciendo cosas importantes. Pero el arte, creo, debe también inspirar, elevar el espíritu, hacernos mejores como seres humanos. En ese sentido, confío en las nuevas generaciones y en su capacidad para transformar su entorno a través de la creación.

— La Galería Bucci se adaptó al mundo virtual. ¿Cómo imagina el cruce entre lo digital y lo presencial en el futuro del arte?
Tras el fallecimiento de Enrico Bucci, decidimos continuar su legado en formato virtual, para mantener viva la memoria de la galería y ampliar su alcance. El mundo digital nos ha permitido conectar con el arte internacional y con producciones inéditas de artistas de todo el mundo.
Además, hemos desarrollado espacios de difusión cultural más allá de la exhibición: un canal de YouTube y el programa Hablemos de Arte en Instagram, donde ofrecemos breves cápsulas sobre artistas nacionales e internacionales. De esa manera, la galería no solo vende arte, sino que también educa y acerca la cultura al público general.

— En medio siglo, muchas generaciones han pasado por la galería. ¿Cómo se relaciona hoy con los artistas jóvenes?
El arte es hijo de su tiempo. Las nuevas generaciones están mostrando con fuerza los cambios sociales, las tensiones, las esperanzas del presente. Sus obras reflejan el mundo que habitan, con una mirada introspectiva y crítica.
Para mí es fundamental mantener el vínculo con ellos, acompañar sus procesos y ofrecer espacios donde puedan proyectarse. Su energía y creatividad son esenciales para el futuro del arte chileno.

— ¿Qué proyectos o sueños tiene para esta nueva etapa de la Galería Bucci?
Este año lanzamos una nueva página web, más moderna y dinámica. Mi sueño es que se convierta en un punto de encuentro para artistas con propuestas inéditas, con ideas innovadoras y renovadoras. Queremos seguir convocando a creadores que busquen un espacio de diálogo y exhibición, y mostrar al público un arte contemporáneo vivo, diverso y desafiante.

— Finalmente, ¿qué mensaje le gustaría dejar a quienes han acompañado a la galería todos estos años?
Mi agradecimiento más profundo. A los artistas que han confiado en nosotros, al público que nos sigue en redes sociales, y a todas las personas que han trabajado en la galería a lo largo de estos cincuenta años.
La Galería Bucci no se ha construido sola: detrás hay un equipo comprometido, tanto en la época de Enrico Bucci como hoy. Gracias a todos ellos seguimos en pie, con la misma pasión por el arte y la cultura que nos ha guiado desde el comienzo.