Camilo Mori Serrano nació el 24 de septiembre de 1896 en Valparaíso, Chile.
En 1914 ingresó a estudiar a la Escuela de Bellas Artes de Santiago, donde fue alumno de Juan Francisco González, Alberto Valenzuela Llanos y el artista español Fernando Álvarez de Sotomayor.
En 1920 fue por primera vez a Europa, recorriendo varias ciudades y estableciéndose finalmente en París donde continuó sus estudios en talleres y academias libres. En este viaje conoció el trabajo de variados artistas modernos, particularmente de Paul Cézanne (1839-1906) cuya obra se convertiría en una de sus mayores influencias. Además, en esta estadía Mori se vinculó con otros artistas e intelectuales chilenos, entre ellos Luis Vargas Rosas, Henriette Petit, Julio Ortiz de Zárate y Juan Emar (1893-1964), quienes formarían posteriormente el Grupo Montparnasse. Con ellos regresa a Chile en 1923 y participa en varias actividades del colectivo que buscaba renovar la enseñanza de arte en el país, principalmente a través de la inclusión de nuevos referentes que rompieran con el realismo académico imperante.
En 1928 fue nombrado por Carlos Isamitt como Subdirector del Museo Nacional de Bellas Artes, cargo que ejerció por menos de un año ya que, en 1929, regresaría a París, esta vez comisionado por el gobierno como inspector de un grupo de veintiséis profesores y alumnos, enviados a Europa para continuar con sus estudios luego del cierre de la Escuela de Bellas Artes. Estos artistas serían reconocidos posteriormente por la historia del arte local como la Generación del 28. En este segundo viaje, Mori se relacionó con exponentes de la Escuela de París y con cubistas de la época como Pablo Picasso (1881-1973) y Georges Braque (1882-1963), y se perfeccionó en la producción de afiches y carteles publicitarios.
En 1937 viajó a Estados Unidos y se radicó allí por dos años. En esa estadía se hizo cargo de la decoración del Pabellón de Chile en la Feria Mundial de Nueva York de 1939.
La obra pictórica de Mori se caracteriza por su eclecticismo: en sus sesenta años de actividad no sólo incursionó en diversos géneros como el retrato, la naturaleza muerta y el paisaje, sino que además se apropió de variados referentes, provenientes principalmente del arte europeo postimpresionista y vanguardista, que lo llevaron a reflexionar sobre la pintura como medio y a alejarse de una concepción mimética del arte. Tomando libremente elementos del Fauvismo, el Expresionismo y el Cubismo, desde la década del veinte sus imágenes fueron construidas de manera más sintética y bidimensional, adoptando un vibrante contaste cromático. En una etapa posterior, a raíz de su viaje a Estados Unidos, su obra se acerca al Surrealismo. En los años 1950 abandona el figurativismo que hasta el momento había sido distintivo en su producción, para explorar las posibilidades del arte abstracto.
En paralelo a su pintura también desarrolló una prolífica obra gráfica como «afichista», experimentando con diversas técnicas, entre ellas el pincel seco y el aerógrafo.
Además de su labor artística, Mori se desempeñó como profesor del de Dibujo y Colorido en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, labor que inició en 1933 y que mantuvo por más de treinta años. Asimismo, tuvo un destacado papel como dirigente gremial al ser uno de los fundadores de la Asociación de Pintores y Escultores de Chile (1940) y de la Unión de Cartelistas de Chile (1942), entidades que además presidió.
Entre los variados reconocimientos que recibió a lo largo de su trayectoria, sobresale la obtención del Premio Nacional de Arte mención Pintura, distinción otorgada por el gobierno chileno en 1950.
Falleció el 7 de diciembre de 1973 en la ciudad de Valparaíso, Chile.






